Kadazra: el Sueño del Leviatán

Jerarquía mística y narrativa del sueño del Leviatán

El Leviatán así conocido por los cronistas que estudiaron la teología del Culto de la Sierpe, es una entidad primigenia desconocida que habita en el plano del vacío, una dimensión cárcel a la que fue arrastrada en un tiempo pretérito.

Sabemos que parasita a otras entidades, las usa como huéspedes y las unifica con el fluir de su pensamiento. Todo lo que entra en su mente siente apego por la sensación de éxtasis y placidez que te domina en el proceso. A esto se le llama «El sueño del Leviatán». Es como una enfermedad que se extiende en la mente… Poco a poco pierdes tu voluntad hasta que te conviertes en un autómata a su servicio y parece que algunos individuos son más propensos a ceder a ese sueño… Pero desconocemos los motivos.

La dimensión cárcel en la que se ha visto confinado es como una maldición, limita sus capacidades. Es demasiado antiguo, su inmensidad le pesa, y el único medio que parece haber encontrado para alcanzar las mentes de otros planos se reduce al mundo onírico.

Sombras de Kadazra, Arte de Fran Fernández

Su pensamiento se diluye y atraviesa los planos…Necesita alimentarse constantemente, su inmensidad lo reclama… Es un devorador de mundos, pero se toma su tiempo… el proceso abarca una lenta cosmofagia de dioses y galaxias que no conoce límites…

Con el paso de los eones logró captar a otras entidades primigenias, dioses menores que fueron transformándose tras la parasitación de sus mentes. Así nació su ejército de navegantes de planos… los Mil Rostros…

No se sabe cuántos son pero así se les llama conoce en el mundo onírico… son entidades de inmenso poder, arrebatados de sus mundos y subyugados al servicio de la pesadilla… no todos pueden atravesar planos con facilidad, al verse dominados por el Leviatán, se quedaron encerrados en la pesadilla del Leviatán; que conforma su propia telaraña, pero a ellos sí se les puede invocar en el plano material, abriendo un portal que de forma limitada, conecta el mundo material de Kadazra con el mundo onírico.

Creemos que Los Mil Rostros fueron hace tiempo dioses de sus propios mundos, pero fueron derrotados, todos cargan con la inmensidad del sueño del Leviatán que ha transformado sus cuerpos y mentes en terribles aberraciones. Incluso a pesar de que forman parte de la mente colmena dirigida por el Primigenio, éste les cede parte de su voluntad, porque muchos de estos antiguos dioses tienen capacidades e ingenio que le resultan útiles, así, el Leviatán puede dejar que se desprendan de su dominio, pero nunca corta del todo el hilo, para que utilicen sus poderes individuales y sean más versátiles. Hablan con su voz, sienten lo que él siente, pero los mantiene en un apego desesperado por volver a fundirse con su mente en plenitud. El Sueño del Leviatán actúa como una droga. Los que llevan demasiado tiempo consumiéndola. enloquecerían si les privase de ella… Pero esta droga tiene sus consecuencias, con el paso de los siglos, consume el alma y el cuerpo, y por eso el Leviatán siempre busca nuevos dioses para su ejército…

Los Mil Rostros también le sirven como recolectores, buscan mundos materiales en los que resulte fácil conectar con la dimensión onírica y los preparan para el sueño del Leviatán.

Se mueven a placer en el plano onírico, pero solo pueden atravesar los portales de planos materiales por un tiempo limitado.

Ellos dirigen el sueño del Leviatán hacia donde al Leviatán le interesa.

Sombras de Kadazra, Arte de Fran Fernández

Hay ciertos elementos en el universo que favorecen esta conexión, no se sabe cómo o por qué. Pero muchas veces tienen que ver con alterar las leyes del espacio tiempo o las fuerzas de la naturaleza… digamos que estos atentados contra natura emiten una señal, que tanto los Mil Rostros como el Leviatán pueden seguir en el plano onírico. Aquí en la Ciudad Biblioteca, los maestros de las logias especulan con que el Ánkar Oscuro es uno de estos elementos guía.

Y entre los muchos experimentos que realizaron los alquimistas de la casa de la Sierpe con el Ánkar Neutral, se produjo un extraño descubrimiento accidental, tratando de cargar la piedra con energía de forma artificial, se produjo un fenómeno inesperado, la piedra drenó la energía de la estancia, algunos de los presentes murieron en el acto, pero los nigromantes descubrieron un nuevo tipo de Ánkar de tonos purpúreos y oscuros que, una vez cargados y filtrados en la piedra, desató la ambición de una nueva alquimia secreta mantenida en secreto por los alquimistas de la sierpe. Su poder era muy superior al de los otros tipos de Ánkar y no requería apenas entrenamiento mágico o gran destreza. Los señores de la Sierpe fueron informados y se les dio vía libre para desarrollarlo en cantidades ingentes, así se implementaría la influencia y la fuerza de combate de sus hechiceros. Así nació el culto nigromante del Leviatán, el ejercito de la Muerte de la Sierpe Negra de Nurash.

Pero el Ánkar Oscuro empezó a afectar a esos primeros alquimistas, su uso crea una impregnación en los sujetos que llama la atención de algunos de los Mil Rostros desde un plano onírico conectado con Kadazra, allí, los Mil Rostros captaron a estos alquimistas y ofreciéndoles un fragmento del sueño del Leviatán, se les dio a entender que esa plenitud era sagrada, el fin último de todas las cosas.

Un mero artificio del Leviatán para alimentar a sus fanáticos, muy pocos son premiados con tiempo extra, solo los más dóciles y pudientes reciben el poder suficiente para atravesar los eones junto a su amo… y la mayoría, terminarán de un modo u otro consumidos por el sueño eterno… pero la adicción a su poder es enfermiza desde las primeras dosis… se apoderó de ellos y terminaron formando parte de la mente colmena. Fundando el Culto Nigromántico de la Sierpe, que sirve poco a poco a los intereses de los Mil Rostros y servirá también para ir iniciando cada vez a más adeptos.

Si no lo detenemos ahora, el poder del Leviatán será imparable…

  • Idea y narrativa de Jose DaVinci, Javi Gil, Fran Fernández y Alberto Martínez
  • Textos y trasfondo de Javi Gil y Noviembre Nocturno
  • Arte de Fran Fernández y José DaVinci

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