Facción: Ciudad de Aldenheim

Ciudad de Aldenheim (antes Ciudad Libre de Aldenheim)

Favorecida con un clima apacible y unas corrientes marinas propicias para la navegación, Aldenheim es en la actualidad una próspera y floreciente ciudad, que en su momento creció bajo la guía de la de los Alden.

El promontorio en el que descansa la actual ciudad no es obra de la mano del hombre, fue erigido por artífices desconocidos muchos años antes de que los humanos empezasen a contar su historia. Nadie sabe qué fue de estos constructores, siendo el promontorio parte de su legado. 

Mucho antes de la llegada de los colonos, el promontorio y las numerosas calas secretas de la zona fueron utilizadas por piratas y mercaderes como escondrijos temporales o improvisados astilleros. Parte del nivel más bajo de la ciudad surgió en ese momento, al albor del repiqueteo de las monedas y los sueños de gloria.

Características y peculiaridades

450 años atrás, Galagar Alden llegó al Promontorio, huyendo junto con su guardia personal de la invasión bárbara que devastó su tierra natal. Galagar era un poderoso señor en el reino, pero ahora no era más que un paria. Decidido a recuperar su poder perdido, expulsó a los piratas del Promontorio, y fundó la ciudad, otorgándole su actual nombre, y construyendo sobre el promontorio el Castillo Nido del Halcón.

A partir de ese momento los descendientes de Alden han regido Aldenheim, unos de forma más benevolente y otros de manera más despótica. Lo cierto es que el comercio y la riqueza de la zona atrajeron a más gente, y los movimientos políticos de los Alden consolidaron su poder. Poco a poco, las diferencias entre poderosos y pobres fueron incrementándose, hecho que llevó al sexto gobernador a promulgar los Edictos de Hierro, que establecieron una gradación de la población en base a su poder económico, así como las zonas de  la ciudad que podrían habitar, quedando la clase más baja relegada al nivel del suelo y de las calas, mientras que comerciantes e individuos ricos vivirían en el nivel intermedio. Por último, los nobles y la camarilla cercana a los gobernadores residirían en la cúspide del Promontorio, vigilando la ciudad como un ave de presa.

Los Alden hincaron la rodilla ante Connor al ser sometidos por las armas. Sin embargo, el Emperador se mostró misericordioso ante el valor y el honor mostrado por los defensores de la ciudad, y se les concedió el beneplácito de formar parte del Primus Argentus. Con la traición de la Casa de la Sierpe y la caída del Imperio, ha sido una de las últimas regiones en ser conquistadas, para ello, la Sierpe no escatimó en recursos, destruyendo casi por completo la Orden del Halcón, condenando a muerte a los Alden y procediendo a lucrarse en base al importante puerto marítimo y aéreo que constituye la ciudad. Sin embargo, el control de la Sierpe es débil, y desde hace algún tiempo las actividades de los núcleos de resistencia en el sur hace difícil que se destinen hombres y recursos, pues la lucha está principalmente en la frontera de Nazadra.

Los Aldem

La descendiente de Galagar Alden, Elinor Alden, conspira desde el exilio en Celestia para movilizar a gentes fieles a su causa en la lucha contra el invasor. Es una mujer anciana pero extremadamente inteligente y capaz, y no escatimará recursos para conseguir recuperar el que considera su legado.

Los Caballeros del Halcón

Antaño gozaban de un excepcional renombre. Los caballeros tenían su fortaleza en el Promontorio de Aldenheim, y siempre se vincularon mediante alianzas matrimoniales a los oligarcas de la ciudad. Destacaron por su versatilidad, movilidad y devastadoras cargas en picado, así como por el estricto código de honor que les une a la ciudad y a sus hermanos. En la actualidad muchos los creen extinguidos, pero los tres caballeros restantes han sido proscritos de Aldenheim, y se esconden a lo largo de la Bahía de Hvalahir, esperando su momento.

El Culto del Leviatán

Dirigido por Narmer, un hombre déspota y fanático, el Culto del Leviatán contribuye incluso a desestabilizar el gobierno de Vovris, que intenta mantener un equilibrio entre cumplir la voluntad de la Sierpe y ganarse la confianza de los habitantes de la ciudad. Narmer por su parte, está obsesionado con el uso del ánkar oscuro, y piensa que el Promontorio tiene algún propósito oculto del cual podrá servirse a corto plazo.

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